andreti
Moderador
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Cuanto más uno lee y escucha opiniones de "expertos", más confundido se siente.
Yo sufro de hipertensión moderada y (especialmente en invierno) tomo un regulador de presión muy livianito; automáticamente eso me pone en la categoría de "poco o nada de sal".
Pero mi condición de ex-gordo, hace que mis glándulas sigan produciendo transpiración a un ritmo peligroso; el asunto es que la transpiración no solamente es un regulador térmico del cuerpo, sino que también es una vía por la cual expulsamos montones de sodio del organismo.
Los que hemos visto las tiras del casco, calzas o jerseys con manchas blancas como si fuera cal, pertenecemos a ese grupo al que no le alcanza el agua (que compensa la deshidratación) sino que tiene que reponer sodio en forma de electrolitos, o algún alimento con sal.
Allí viene el problema: si me paso de sal, la presión se me va al diablo; si me quedo corto de sal, tarde o temprano se me acalambra hasta la lengua.
El mejor consejo me lo dio un médico (triatleta) y fue que aprendiera a entender las señales que da mi organismo (ritmo cardíaco, cansancio, calorías consumidas, etc.), porque todo lo que está escrito y todas la tablas que andan por ahí corresponden a un individuo promedio y no necesariamente se ajustan a la realidad especial de cada uno de nosotros.
Con los datos de muchas salidas en diferentes condiciones de exigencia y clima fui armando una imagen bastante realista de como funciona mi cuerpo; a eso le agregué un par de estudios cardíacos en condiciones de esfuerzo (bici estacionaria).
Como he contado en algún otro post sobre este tema, descubrí que mi frecuencia cardíaca máxima corresponde a alguien mucho menor (en las famosas tablas). También llegué a la conclusión de la cantidad de miligramos de sodio que pierdo por hora en condiciones de esfuerzo sostenido y trato - en lo posible - de mantener un equilibrio.
Lo fundamental es no andar probando esto y aquello sin ningún criterio.
En condiciones normales, mantener el cuerpo hidratado y alimentado con agua nomás y algún sólido sano y lo más natural posible alcanza.
Si uno tiene algún problema conocido, hay que estar alerta; pero si uno no tiene problemas (independientemente de la edad) tampoco puede actuar como si fuera indestructible.
Yo sufro de hipertensión moderada y (especialmente en invierno) tomo un regulador de presión muy livianito; automáticamente eso me pone en la categoría de "poco o nada de sal".
Pero mi condición de ex-gordo, hace que mis glándulas sigan produciendo transpiración a un ritmo peligroso; el asunto es que la transpiración no solamente es un regulador térmico del cuerpo, sino que también es una vía por la cual expulsamos montones de sodio del organismo.
Los que hemos visto las tiras del casco, calzas o jerseys con manchas blancas como si fuera cal, pertenecemos a ese grupo al que no le alcanza el agua (que compensa la deshidratación) sino que tiene que reponer sodio en forma de electrolitos, o algún alimento con sal.
Allí viene el problema: si me paso de sal, la presión se me va al diablo; si me quedo corto de sal, tarde o temprano se me acalambra hasta la lengua.
El mejor consejo me lo dio un médico (triatleta) y fue que aprendiera a entender las señales que da mi organismo (ritmo cardíaco, cansancio, calorías consumidas, etc.), porque todo lo que está escrito y todas la tablas que andan por ahí corresponden a un individuo promedio y no necesariamente se ajustan a la realidad especial de cada uno de nosotros.
Con los datos de muchas salidas en diferentes condiciones de exigencia y clima fui armando una imagen bastante realista de como funciona mi cuerpo; a eso le agregué un par de estudios cardíacos en condiciones de esfuerzo (bici estacionaria).
Como he contado en algún otro post sobre este tema, descubrí que mi frecuencia cardíaca máxima corresponde a alguien mucho menor (en las famosas tablas). También llegué a la conclusión de la cantidad de miligramos de sodio que pierdo por hora en condiciones de esfuerzo sostenido y trato - en lo posible - de mantener un equilibrio.
Lo fundamental es no andar probando esto y aquello sin ningún criterio.
En condiciones normales, mantener el cuerpo hidratado y alimentado con agua nomás y algún sólido sano y lo más natural posible alcanza.
Si uno tiene algún problema conocido, hay que estar alerta; pero si uno no tiene problemas (independientemente de la edad) tampoco puede actuar como si fuera indestructible.